
Bien. Ya tienes claro lo que esperan de ti y resolviste todas tus dudas. Ahora tienes que investigar tu tema, aunque ya lo conozcas o, incluso, lo domines. Siempre hay algo nuevo que puedes aportar.
*Investiga tu tema: A lo que ya sabes, conoces y dominas, agrégale un plus. Nunca consideres que ya lo sabes todo o que nadie conoce mejor el tema que tú. Aunque tú seas la experta, no caigas en la autosuficiencia y soberbia. No te hará daño investigar y recabar datos actuales, anécdotas hasta frases célebres que apoyen tu discurso. ¿Qué tal recorrer bibliotecas -físicas o digitales-; diarios o revistas, fuentes del gobierno, o servicios en internet? Claro que antes ya debiste darle un repaso a libros, enciclopedias, apuntes, etc...
Tampoco caigas en el polo opuesto. No seas tan insegura que te llenes la cabeza con la idea de que todo mundo sabrá más que tú, y entonces quieras agotar el tema investigando de principio a fin el tema. Primero, se supone que ya preguntaste el alcance y límites que esperan de tu exposición y debes abocarte a ello, y segundo, perderás mucho tiempo en la investigación, tiempo que necesitarás para otros pasos también importantes.
No olvides anotar el nombre del autor, título del libro, revista y artículo, o su dirección de internet y la cita específica. Citar las fuentes en voz alta te dará credibilidad y parafrasear citas breves da más impacto a tu discurso. Elabora tarjetas con los datos para que las tengas a la mano cuando las necesites.
Una vez que lo tengas todo, pregúntate: ¿la información es pertinente para el punto, el auditorio y el objetivo? ¿La información confirma el punto? ¿La información es oportuna, vigente? Cualquier respuesta que honestamente te arroje un "no" tómala para hacer las modificaciones necesarias.
¿Cómo vas? No te pierdas el cuarto punto: "Decide qué tipo de discurso utilizarás".